Apenas entraba luz por la ventana, pero era la suficiente para iluminar tu cara. Los ojos cerrados, una respiración lenta y profunda, oyendo el lub dub de tu corazón y tu mano acariciando mi espalda.
En ese momento sé que algo cambió en mí, sentí que mi corazón se aceleraba y aparecía un hormigueo en mi brazo, en ese instante pensé, sin saber muy bien porque, que ojalá nunca te hicieran daño...sí, creo que ese fue justo el momento en el que empecé a quererte.